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lunes, 14 de julio de 2014

Analfabeta, con una pierna más larga que otra y la columna vertebral torcida, Garrincha fue uno de los más grandes futbolistas

ANALFABETA, CON UNA PIERNA MÁS LARGA QUE OTRA Y LA COLUMNA VERTEBRAL TORCIDA, GARRINCHA FUE UNO DE LOS MÁS GRANDES FUTBOLISTAS


Tomado de Elpaís.com.co

Manuel Do Santos –Garrincha- ídolo y demonio de las canchas. A pesar de sus éxitos, no aprendió a leer era analfabeta. Prefirió vivir y practicar el “Jogo Bonito” y no supo manejar la fama.

Padre de familia con tristezas y alegrías. El afamado jugador, tierno y capaz de acariciar un niño, cuando le solicitaba un autógrafo o una foto.

Pese a sus defectos, sus piernas eran extraordinarias. Tuvo el don de hipnotizar el balón y llevarlo exactamente al fondo de la red o donde él quería. Esta vez a los lectores Garrincha deja una síntesis que permaneció oculta.

Partió a “vacaciones celestiales”, opacado por el gran brillo de los grandes éxitos, fracasos y la publicidad.

Garrincha fue un héroe de las canchas, en Colombia y el Mundo. La historia dice que nació en Pau Grande, un pueblo situado a 200 kilómetros del Bota Fogo de Río. Jugaba para la tribuna vacía o de pronto para escasos parientes o amigos que siempre lo rodeaban.

Lo acompañaban garotas --hermosas mujeres de distintos colores y razas-- que luego le brindaban sus mieles en algún rastrojo. Garrincha jugó con balones de trapo o hechos con periódicos y amarados con pita (cabuya), para que no se perdieran sus goles de todas las marcas.

Los sofisticados balones de hoy son un tanto afeminados: tienen de todo hasta sauna, manicurista y múltiples colores.

Manuel Do Santos, pensando en él, alguna vez sospechó que Passolini escribió que… “El goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año”. Por su parte Javier Marias escritor y académico dice que: “el futbol es la recuperación semanal de la infancia”. Falso: “es la recuperación diaria”.

En un reportaje que le hice a Garrincha, cuando estuvo en Bogotá y el Bota Fogo le ganó 6-5 a Millonarios, y jugando también para el Junior, me reveló: aprendí a hacer goles y amar, en desorden. Desde muy joven señaló Manuel Do Santos, que supo que “el amor es eterno, mientras dura”, como alguna vez escribió su paisano Vinicius de Moraes. Lo supo por las múltiples mujeres que hiso feliz e infelices al mismo tiempo. Es el impuesto que hay que pagar por amar sin medida.

A Garrincha nunca le gustaron las medias tintas, era frentero. No le importaba si causaba alegría o intenso dolor, como en muchas ocasiones sucedió con Iraci, su primera dama, y por Elsa, la última compañera, amante y musa que lo llevó de la gloria al infierno.

Vinicius el escritor brasileño cuando veía a Garrincha siempre le dedicaba un soneto de su inspiración: “El ángel de las piernas torcidas”.

Si afortunadamente Garrincha en la entrevista destacaba que… nació con las piernas un tanto desobedientes: que la una para acá, que la otra para allá; que la derecha 6 cm más corta que la izquierda. Todo gracias a una madrugadora poliomielitis que lo afectó desde infancia.

Pero Manuel, como venía con el chip para jugar exquisito futbol, convirtió la poliomielitis en arte. Ambas piernas, las utilizo para su oficio profesional. Los zurdos incluido Diego Armando Maradona, también son gente pero lo “endiosaron” demasiado, pregonaba Garrincha.

Muchos ven algo de Chaplin en mi forma de interpretar el futbol, lo mío era y hasta en la eternidad: samba con balón.

Ahora desde el Estado del Cielo El ángel de las piernas torcidas desde su habitación entre las estrellas, quizás evoca como era su costumbre, la fugaz inmortalidad, que le depara el gol.

Manuel Do Santos o Garrincha lo hizo durante 19 años en distintos quipos del Brasil, y en el Junior de Barranquilla, cuando su futbol –el de mané- empezaba a ocultarse como el sol de los vanados.

Solía repetir este inolvidable jugador que actuaba como puntero derecho, que los futbolistas nos suicidamos o nos asesinan pronto en primavera. La vida útil, es y será escasa. El olvido está al final de cada partido sea futbol profesional, eliminatorias o partidos amistosos.

En su paso fugaz por Colombia Garrincha evocaba cuando nos encontrábamos en tertulias o restaurantes que los tiempos cambian, claro está para bien. Y lo decía sin presumir, porque siempre busco su felicidad, dentro y fuera de las canchas. Jugando futbol o en la intimidad con las mujeres, que eran la única “marca a presión” que no pudo nunca superar.

Repetía que la caridad entra por cada y más aun, cuando divirtió al mundo con su “juego endiablado”… “jugaba como quien cultiva orquídeas”.

Recordaba Garrincha que por su poca educación, se aprovechaban se su nobleza y lo obligaban a firmar contratos en blanco con mi primer gran empleador: El Botafogo. ¡En Cristo Redentor de Corcovado si me explotaron!. Por esa y otras razones que solo a mi me pertenecían llegue escaso de metal al final de la andadura.

Garrincha como visionario y figura inmortal del futbol en su soledad repetía: “mi vida será una película y documental, habrá más leyenda que realidad, pero al fin y al cabo mi vida”.

A veces Manuel Do Santos, no entendía ni sabía que su vida, era su propia leyenda. Gajes del oficio de ser Garrincha. A propósito en la película “Garrincha, estrella solitaria” de Milton Alencar Jr. Tiene apartes con extraña coincidencia. En sus comienzos Manuel Do Santos, estuvo solo y la película también, a pesar de que se exhibió en los mejores teatros.

Garrincha hasta el momento de su muerte no olvidó a compañeros y amigos de profesión que le dieron el codazo generacional, aprendieron de negocios y convirtieron el futbol en una máquina de hacer plata.

Al lado de compañeros de rumba y mujeres de viento, sacadas de las pasarelas, con el correr del tiempo consiguieron asesores económicos que hablaban distintos idiomas, que lo disfruten, se lo merecen. Ellos como yo que fuimos artistas del espectáculo, somos hasta la inmortalidad payasos que tenemos el encargo de distraer a los hinchas que… “son cosa vana, variable y ondeantes”.

Hay que destacar como autor de esta nota, que antes se hablaba de pan y circo. El circo de ahora con la moderna tecnología, lo ponen los futbolistas. Menos mal, la torta económica esté mejor repartida. No es todas partes, pospuesto. Los de abajo siguen siendo los de abajo: Los Garrinchas que por ignorancia, no supieron mantener la fama y el éxito, terminaron en la ruina, en la pobreza absoluta y alcoholizados.

Lionel Messi, Beckam, Cristiano Ronaldo, Kaká, Samuel Ettó, ganan y gastan. No se enloquecen con el billete. Y hacen bien. Para mi gusto, me quedo con Ronaldinho, cuyo futbol se fue de vacaciones en el último mundial otros me han querido tramar con Carlos Tévez, Messi y Robinho que juega con alegría, con las ganas y picardía que exilia Garrincha, cuando con sus jugadas hizo a Pelé y lo convirtió en el mejor jugador del mundo, hasta ahora no igualado.

Los ídolos y los grandes cracks, los de ayer, hoy y a futuro, seguirán haciendo su master en los potreros: la mejor universidad para jugar al futbol. quizás ellos tengan más de Garrincha el pájaro pobre y veloz, el ángel de las piernas torcidas, a quien 52 años después evocó en Figuras y Vivencias y están en mi mente cada uno de los goles que convirtió en Pau Grande, en Suecia o en Santiago donde Brasil se paseó glorioso con sus títulos y es el actual Pentacampeón del mundo.

La vida a todos los seres nos pasa factura por nuestras virtudes y por nuestros defectos. Y Manuel Do Santos –Garrincha-, el final de sus 50 años lo golpeo el alcoholismo y lo dejo en la ruina. No pudo resistir su dribling endiablado. Lo digo yo que lo vi jugar. Enloquecía a marcadores con su gran prestidigitación.

Juan Gallego el marcador de punta vallecaucano, ahora a sus 88 años de edad, aun está buscando al Mané.

Al terminar su contrato con el Junior de Barranquilla, Garrincha dijo a manera de epitafio a un grupo de periodistas: “yo viví la vida, la vida no me vivió a mi”.

Con el gorrión de París –Edith Piaf- Garrincha de la voz – aprendí que… "uno tiene que merecerse la muerte”. Hice me tarea. Hay les dejo el cuero uno de los alias de “la pecosa” (el balón).