martes, 15 de junio de 2010

Tragedia en el campo de juego: El hombre que murió jugando futbol

TRAGEDIA EN EL CAMPO DE JUEGO: EL HOMBRE QUE MURIÓ JUGANDO FUTBOL


Por Adrián Piñar / (Tomado de: Futbol de Costa Rica)

Marc-Vivien Foé nació un primero de mayo de 1975 y falleció haciendo quizás una de las cosas que más le gustaba en la vida; jugando al fútbol, un 26 de junio de 2003. Fue un futbolista camerunés que siempre puso en alto el nombre de su país, con entrega. Se desempeñaba como mediocampista central, nació y creció en Nkolo, Provincia Central, Camerún.

Foé comenzó su carrera profesional con el Canon Yaoundé en la Liga camerunesa. Participó en la Copa Mundial de Fútbol de 1994 y rápidamente fue traspasado al fútbol de Francia a jugar para el RC Lens en la Ligue 1, ganando el título en 1998.

Fue fichado por el Manchester United, pero tuvo una fractura en la pierna antes de terminar algunos acuerdos para su transacción que casi era un hecho en aquel tiempo.

A consecuencia de la lesión, perdió la oportunidad de participar en la Copa Mundial de Fútbol de 1998 y de jugar con "Los diablos rojos". Se recuperó y consiguió jugar en la FA Premier League cuando fue fichado por el West Ham United en 1999.

Volvió a jugar en Francia pero ahora para el Olympique Lyonnais en el 2000. En aquel mismo año, sufrió un ataque de malaria del cual se recuperó, siguió jugando y ganó con su equipo la Copa de la Liga Francesa en 2001 y el título de la Liga Francesa en 2002.

Foé retornó a la FA Premier League cuando fue cedido al Manchester City (su último club) donde tuvo una temporada exitosa. Como anécdota marcó el último gol de su club en el Maine Road Stadium ya que desde el 10 de agosto de 2003 el Manchester City (ya Foé fallecido) empezó a jugar en el City of Manchester Stadium.

Lo inesperado, su fallecimiento

La Selección de fútbol de Camerún participó del 18 al 29 de junio del 2003 en la Copa FIFA Confederaciones 2003. Los llamados leones indomables lideraron el Grupo B con 7 puntos, 2 goles a favor y 0 en contra , seguidos por Turquía.

En semifinales, Camerún se enfrentó el 26 de junio de 2003 a Colombia, segunda clasificada del Grupo A con 6 puntos, tras Francia que había conseguido nueve.

Murió de muerte súbita en el terreno de juego. Corría el minuto 72 del partido que Camerún le ganaba, con gol de Pius Ndiefi (CMR; 9' 1ºT), 1 a 0 a la selección Colombia, correspondiente a la Copa Confederaciones Francia 2003, 3 minutos atrás había sido expulsado el carrilero izquierdo Bill Tchato (CMR).

Marc-Vivien Foé, en el campo colombiano y cerca de la mitad del terreno de juego, siente la molestia cardiaca tomándose primero las rodillas intentando resistir el dolor, luego intenta volver al campo camerunés aunque caminando y finalmente se desploma, sin marcación personal de los jugadores rivales.

En el contexto en que estos actos ocurrieron, el partido se desarrollaba con el entonces guardameta colombiano Óscar Córdoba quien despejaba, centímetros fuera de su área, un balón que llegaría al campo camerunés, el cual fue rechazado de cabeza por Pierre Njanka y llegando al poder de Modeste M'bami, quien lo domina y de pase aéreo lo cruza al sector derecho a la posición de Geremi, quien se da cuenta de lo sucedido con Foé y saca el balón del terreno de juego.

El que estuvo más cerca de Foé en el momento de caer fue Jairo Patiño quien, al verlo en el suelo boca abajo (hay al respecto una foto que lo comprueba), le da vuelta y le baja la mano derecha con la que se tomaba la cara. A pesar de la atención médica que recibió, Foé, abandonó el terreno de juego ya fallecido.

Más tarde se confirmó que su muerte se debió a una hipertrofia cardiaca, probablemente congénita.

La autopsia

Su muerte conmocionó al mundo futbolístico debido a las imágenes de Foé inconsciente sobre el terreno de juego con los ojos abiertos pero con las pupilas dentro del párpado, éstas dieron la vuelta al planeta.

En la autopsia se descubrió que su muerte fue a causa de un ataque cardíaco, resultado de un crecimiento anormal (hipertrofia) del ventrículo izquierdo. Estudios toxicológicos no mostraron rastros de drogas en su sistema.

Reacción de familia, amigos y clubes

Además del Manchester City que retiró el número 23; los clubes franceses Racing Club de Lens y el Olympique Lyonnais retiraron el número 17 de sus camisetas en honor a él, quien jugó en ambos equipos. Sin embargo éste último volvió a habilitar el número en 2008, para que lo use el también camerunés Jean Makoun.

Su esposa, quien había alumbrado al tercer hijo de Foé diez días antes de su muerte, estaba presente en la Copa FIFA Confederaciones 2003.

Samuel Eto'o, gran amigo de Foé, le dedicó un gol en la final de la Copa del Rey que disputó ese año con el Mallorca.

Todos los que trabajaban en la Selección de fútbol de Camerún continuaron jugando el torneo como si nada hubiera pasado, como símbolo de honor y dedicando a su compañero sus actuaciones, además disputaron la final contra Francia.

Reaccionaron también los hinchas del Manchester City le dejaron flores a su tumba.

Fue recordado por la FIFA en la final de la Copa FIFA Confederaciones 2009, a través de un mensaje leído en el terreno de juego por uno de sus tres hijos, Marc-Scott.

Posteriormente otros jugadores han sufrido sucesos similares, todos igual de impactantes.

México descalificado del Mundial de Italia 90 por tramposo

MÉXICO DESCALIFICADO DEL MUNDIAL DE ITALIA 90 POR TRAMPOSO

Tomado de: Terra.com

09/05/2008 | Notimex.-Monterrey.- Tras 20 años de que México fuera descalificado de toda competencia internacional por la FIFA por los llamados "cachirules", el que fuera director técnico de la Selección Juvenil, Francisco Avilán, guarda celosamente sus comentarios.En 1988 la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) sancionó a México por utilizar a cuatro jugadores que excedían la edad límite de 19 menos un día en el torneo pre mundial Juvenil, que se realizó en Guatemala.

En esa selección, Francisco Avilán era el director técnico e incorporó a los jugadores José de la Fuente Guzmán, Gerardo Jiménez Cantú, José Mata Santa Cruz y Aurelio Rivera Bueno, quienes rebasaban la edad límite.

Luego de que el caso trascendiera en un medio de comunicación de México, la Federación de Futbol de Guatemala pidió a la Concacaf una investigación, la cual fue realizada por el salvadoreño José Ramón Flores, quien en su informe de ese año, comprobó la irregularidad de esos jugadores.

Como resultado del caso, denominado por los medios de comunicación como "los cachirules", la Concacaf suspendió de por vida a directivos de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), entre otros; a Rafael del Castillo y Héctor Antonio Pérez.

Además de José de Jesús Álvarez Guzmán, Ramón Martínez, Manuel Acevez Montenegro, Gerardo Gallegos, Gilberto Morfín Salazar, Víctor Manuel González, y Rafael Castellanos.

En tanto, que Francisco Avilán no fue sancionado, y en breves declaraciones hechas ese año, aseguró que desconocía que cualquiera de los jugadores del seleccionado juvenil fuera "cachirul"", y señaló que de haber sabido los hubiera dejado fuera del equipo.

Al cumplirse 20 años del caso de "los cachirules", hoy Francisco Avilán se niega sistemáticamente a hablar sobre el mismo, pese a que él mismo reconoció en comentarios vía telefónica, que es constantemente buscado por medios nacionales e internacionales.

La sanción aplicada por la FIFA implicó que la Selección Mexicana no pudiera asistir a los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, ni al Mundial de Italia 1990.

Crimen y futbol: El asesinato de Andrés Escobar por un autogol en el Mundial de EEUU

CRIMEN Y FUTBOL: EL ASESINATO DE ANDRÉS ESCOBAR POR UN AUTOGOL EN EL MUNDIAL DE EEUU



Por Daniel Coronell / Tomado de: Semana.com

Andrés Escobar tenía 27 años cuando lo mataron. La madrugada de ese sábado, julio 2 de 1994, Humberto Muñoz Castro desocupó el tambor de un 38 largo sobre la espalda del futbolista. Sucedió en el parqueadero de una discoteca de Medellín donde Andrés había ido a conversar con unos amigos y a tratar de olvidar el autogol que, 10 días antes, había marcado en el Mundial de Estados Unidos.

Muñoz Castro, el hombre que disparó, era un escolta que nunca había cruzado una palabra con el jugador, pero sus jefes sí.

Minutos antes del crimen, Pedro David y Santiago Gallón Henao -los patrones del asesino- estaban insultando a Escobar. "Autogol, autogol, gracias por el autogol", le gritaban en medio de burlas y groserías. Andrés, conocido por su caballerosidad, trató de explicar que había sido un error, que el fútbol es sólo un juego, que lo lamentaba. Como las ofensas no paraban, los mandó al carajo y les volteó la espalda. Entonces, Santiago Gallón Henao salió presuroso hacia su camioneta. Mientras tanto, Andrés fue a buscar su carro para irse.

Varios testigos vieron cómo lo acribillaron en el parqueadero.

Con toda tranquilidad, Muñoz Castro y los hermanos Gallón Henao abordaron la camioneta y se fueron. Para confundir a los testigos, Muñoz Castro se afeitó el bigote. Y fue a denunciar el robo del carro, después de llevar a sus patrones a un lugar seguro.

Cuando los testigos lo identificaron, Muñoz Castro confesó que disparó contra Escobar sin conocerlo. La lujosa camioneta apareció abandonada. En cambio, la matrícula y los documentos que, de acuerdo con la denuncia, también habían sido robados, fueron encontrados en la casa de Santiago Gallón Henao.

A pesar de estas evidencias públicas, los Gallón Henao apenas estuvieron unos días detenidos. Salieron después de pagar una multa de un millón y medio de pesos. Mucho menos de lo que vale la pajilla seminal de uno de sus caballos de paso fino, para hablar sólo de una de sus líneas de negocios. Les ayudó mucho que su empleado, Humberto Muñoz Castro, se echara la culpa de todo.

Y la verdad es que a Muñoz tampoco le fue tan mal. Aunque fue condenado a 43 años de prisión, nunca le faltó nada en la cárcel y salió muy rápido. Está en la calle desde hace dos años, después de cumplir escasamente la cuarta parte de la pena. Las autoridades tuvieron problemas a la hora de notificarle la orden de libertad, porque Muñoz no estaba en la cárcel. Gozaba de un permiso de tres días.

Esta semana he recordado esta injusticia, este retrato de la impunidad, por una razón simple: los tristemente célebres hermanos Gallón Henao volvieron a saltar a la palestra. Hay constancia de que han hecho negocios con los hermanos Uribe Vélez.

El mayordomo de la famosa Hacienda Guacharacas le contó al diario El Colombiano que los nuevos amos de esas tierras son los hermanos Pedro y Santiago Gallón Henao. En la oficina de registro de Yolombó consta que en julio de 1996 -dos años después del asesinato de Andrés Escobar- la empresa Uribe Vélez Asociados vendió parte de la Hacienda Guacharacas a Ganados del Norte, cuyo representante legal es Pedro David Gallón Henao.

Lo más sorprendente es que a pesar de esta venta, y contrario a lo que afirmó el Presidente de la República, los Uribe Vélez siguen vinculados a Guacharacas.

La hacienda donde, según testigos, han operado grupos paramilitares, sólo fue vendida parcialmente. Los hermanos Gallón Henao compraron los predios que están a la izquierda del río Nus. Las tierras que están sobre la ribera derecha siguen perteneciendo a Inversiones Uribe Vélez y Compañía, Sociedad en Comandita. De eso da fe la matrícula inmobiliaria expedida por la oficina de registro de San Roque, el jueves pasado, 26 de abril, a las 5 de la tarde.

Las preguntas son dos: Primero, ¿por qué el Presidente dice que él y su familia se desvincularon de Guacharacas, si legalmente siguen siendo los dueños de una parte de la hacienda? Y segundo, ¿por qué los hermanos Uribe Vélez hicieron negocios con los Gallón Henao en 1996, si su reputación era conocida desde 1994?

sábado, 12 de junio de 2010

Por un autogol en el Mundial de EEUU, un jugador colombiano fue asesinado

POR UN AUTOGOL EN EL MUNDIAL DE EEUU, UN JUGADOR COLOMBIANO FUE ASESINADO


Tomado de "Deportes Orange"

El asesinato del jugador colombiano Andrés Escobar, ocurrido el 2 de julio de 1994 en la ciudad de Medellín, supuso el fin del fútbol de Colombia, dijo hoy el escritor Ricardo Silva Romero en una entrevista con Efe con motivo de la presentación de su novela 'Autogol', referida a ese hecho.

Escobar, quien militó en el Atlético Nacional de su país y el Young Boys suizo, fue asesinado hace 15 años tras regresar a Medellín procedente de Estados Unidos, donde cometió un autogol en el partido que la selección colombiana perdió (1-2) ante la anfitriona del Mundial de 1994.

A raíz de esa derrota, el conjunto de Colombia, que había llegado a Estados Unidos'94 como uno de los favoritos para disputar la final, quedó eliminado en la primera ronda del certamen mundialista.

'No ha habido una selección que funcione como esa. Había razones para creer que se podía aspirar a ser campeona porque jugaba muy bien, pero después del asesinato no hubo manera', dijo Silva al referirse al equipo 'cafetero' del que formaban parte Escobar, Carlos Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón y otras figuras.

El conjunto colombiano que asistió al Mundial de 1994 fue dirigido por Francisco 'Pacho' Maturana, quien contaba con la asistencia técnica de Hernán Darío 'Bolillo' Gómez.

La novela 'Autogol' cuenta la historia de la muerte del ex jugador del Atlético Nacional de Medellín a través de la vida de Pepe Calderón, un periodista deportivo que, tras el gol en propia meta del defensor colombiano en el Mundial de 1994, pierde la voz y decide tomar venganza.

Sin embargo, más allá de la ficción, el libro muestra la realidad colombiana de aquella época, la violencia latente, el poder de las mafias del narcotráfico y la intolerancia, problemas que siguen presentes, 15 años después de la muerte de Escobar.

'Han sido 15 años de no tocar fondo, de caer y caer en todos los sentidos de la sociedad colombiana, desde el fútbol hasta la política', sentenció el colombiano Silva.

El escritor bogotano, autor de otras obras como 'En orden de estatura' y 'El hombre de los mil nombres', afirma que el mayor problema que vive Colombia es la falta de políticas estatales de educación.

'Tenemos una sociedad que sabe leer, pero de forma literal, sin captar el humor o la ironía, y por consiguiente no puede responder a la realidad ni críticamente, ni con interpretación, ni con acciones', dijo Silva.

Añadió que 'Colombia pasa las páginas sin haberlas leído, sin revisarlas, sin criticarlas y sin interpretarlas'.

Escobar, nacido el 13 de marzo de 1967 en Medellín, fue asesinado a balazos el 2 de julio de 1994 cuando salía de un local de diversiones ubicado en las afueras de esa ciudad del noroeste de Colombia.

El colombiano Humberto Muñoz Castro, acusados por las autoridades de cometer el crimen, fue condenado inicialmente a 43 años de prisión, aunque recuperó la libertad en 2005.

La muerte de Escobar conmovió a Colombia y al mundo del fútbol.

El equipo colombiano asistió al Mundial de Francia'98, pero fracasó en su intento por clasificarse a los de Corea del Sur y Japón 2002 y Alemania 2006.

El narco Escobar hizo campeones a los argentinos en el Mundial de 1978

EL NARCO ESCOBAR HIZO CAMPEONES A LOS ARGENTINOS EN EL MUNDIAL DE 1978


Por Salud Hernández Mora / Tomado de "Pablo Escobar - Archivos periodísticos"

Bogotá (Colombia).- Era un 21 de junio de 1978. Estadio Lisandro de la Torre, Rosario. Argentina necesitaba ganar por más de cuatro goles a un Perú plagado de estrellas si quería meterse la final. Brasil tenía mejor coeficiente y la mitad del billete comprado para disputarle el título a Holanda. Millones de argentinos se sentaban frente al televisor esperando una hazaña.

A miles de kilómetros, Miguel Rodríguez Orejuela, uno de los dos jefes del poderoso cartel de Cali -principal proveedor mundial de cocaína, junto con el de Medellín--aguarda el inicio del partido junto a Fernando, primogénito de su socio y hermano Gilberto, así como otros familiares y amigos. Su lujoso chalet en la elegante urbanización Ciudad Jardín, al sur de Cali, congregaba cada tarde a un grupo de hinchas durante aquel polémico Mundial de la dictadura. Además de un nutrido servicio doméstico para agasajar a los invitados, la casa tenía televisor en color en una época en que esos aparatos se contaban con los dedos de una mano en la capital del Valle del Cauca, al suroeste de Colombia.

A los seis minutos, Juan José Muñante, extremo derecho, conocido como el Jet por su velocidad, se queda solo frente al portero albiceleste. Le regatea y, cuando lo más fácil era empujarla al fondo de la red, dispara. Miguel Rodríguez Orejuela tuerce el gesto. ¿Habrá metido alguien la mano? El resto del encuentro es un paseo militar para los argentinos. Cuando pitan el final, el país austral estalla en júbilo. La victoria, 6-0, les permite entrar en la final, en la que luego ganarían a Holanda por 3-1.

El capo, uno de los narcotraficantes más ricos y temidos del planeta, se pregunta qué habrá detrás del fallo garrafal inicial y de la goleada fácil, pero prefiere callar. Un mes después comienzan a correr insistentes rumores sobre la compra del partido. Dos décadas más tarde, en 1999, un periodista inglés escribe un libro relatando el fraude; asegura que la junta militar pagó por ganar. Si bien las sospechas perviven, los desmentidos y la magnífica final mandan al ostracismo su denuncia.

Hasta que Fernando Rodríguez Mondragón decidió esta semana relatar lo que escuchó de boca de su tío Miguel, por quien siempre sintió especial afecto al extremo de quererle más que a su padre, como aperitivo de un libro que publicará en febrero próximo, El hijo del ajedrecista II, segunda parte de una obra en la que ya reveló secretos del narcotráfico.

Según relata a Crónica, hace cuatro años, tío y sobrino coincidieron en el Patio 1 de la cárcel de alta seguridad de Cómbita, situada a tres horas de Bogotá. El primero aguardaba su extradición a Estados Unidos; el segundo acababa de ser detenido con casi dos kilos de heroína escondidos en su casa.

Uno de los días en que mataban el tiempo conversando sobre fútbol, cuando les daban la oportunidad de pasar juntos un rato, Fernando aprovechó para salir de dudas.

-Tío, ese partido lo arregló Argentina, ¿no es cierto?

El capo le miró a los ojos fijamente y, tras un segundo de pausa, respondió: «Sí; a mí me trampearon porque me pusieron de intermediario para que ellos hicieran el contacto con el amigo mío y yo estoy seguro de que fue para ese arreglo».

Los detalles que le revelaría a continuación los conocía desde hacía tiempo, pero siempre prefirió guardar silencio. Bastantes enemigos tenían ya él y su hermano Gilberto como para ganarse otros nuevos por destapar verdades.

«Entonces me dice que a lo largo de los años varias personas cercanas le confirmaron la compra del partido y también llega a conocer la forma en que Argentina consiguió colarse en la final para ganar su primer Mundial», recuerda Fernando.

Guardar silencio

«La trama comienza tres días antes del choque crucial. Mi tío recibe en Cali la llamada de su amigo Carlos Quieto, un empresario argentino del fútbol, que le había ayudado a contratar jugadores. Sabía muy bien que mi tío Miguel era íntimo del Presidente de la Federación de Fútbol de Perú. Se conocieron cuando empezó a hacerse con el control del club América de Cali y planeaba traer unos jugadores peruanos que eran ídolos en su país. El Presidente de la Federación tenía un hermano dedicado a ese negocio que le ayudó en la tarea».

Conociendo Carlos esa relación estrecha, le dice que necesitan hablar urgente con su amigo peruano, que le haga el favor de llamarlo para que reciba de inmediato a unas personas del gobierno de Videla y de la AFA (Asociación Fútbol Argentina).

«Mi tío le contesta que, con mucho gusto, pide ese favor. Hace la llamada y concuerda una cita para esa gente. La reunión se celebra en Lima, en el edificio de la Federación. Los integrantes de la comisión secreta llegan en avión desde Buenos Aires el mismo día de la cita».

Para Fernando es obvio que buscaron la intermediación de su tío para enviarle un mensaje nítido al federativo: si uno es un amigo íntimo de un mafioso reconocido, un hombre capaz de intercambiar sus principios por dinero, debe estar dispuesto a escuchar ofertas non sanctas o, cuanto menos, no se escandalizará por lo que oiga. Si no le agrada, declinará el ofrecimiento sin estridencias y lo hablado quedará entre los asistentes. «Ser amigo de uno de los jefes del cartel de Cali le daba entrada a esa gente para hacer el arreglo», asegura.

Por fortuna para los emisarios, todo sale a pedir de boca. El peruano cierra el trato en pocas horas. Hay compensaciones para todos e, incluso, puede presumir de hacer algo de patria. Vende la camiseta nacional por unas monedas de plata, pero consigue que le regalen un cargamento de cereales para aliviar las necesidades de sus compatriotas más desfavorecidos.

En dinero y en especie

«A cada jugador le dieron 50.000 dólares de la época; al cuerpo técnico, 150.000 y diez millones de dólares para la Federación peruana, que en el año 78 era mucha plata. Además, un cargamento de trigo, que ya estaba embarcado en la bodega del barco y que tenía un valor cercano a los cien millones de dólares, lo entregaron gratis».

La cifra pagada por dejarse meter un puñado de goles parece desorbitada, pero Fernando la encuentra razonable. «Quien crea que era excesiva se equivoca. Para la dictadura militar [de Jorge Rafael Videla, que entregó la Copa a los campeones] suponía alcanzar la gloria y apuntalar a un gobierno criticado en el exterior».

A Miguel Rodríguez, afirma el sobrino, el apaño no le gustó lo más mínimo. «Estaba molesto porque lo utilizaron, por ser uno de los artífices de un arreglo hecho a sus espaldas». A pesar de la incomodidad, el ejemplo le sirvió de escuela. «Aprendió mucho de los grandes, de los que sabían cómo se arreglaban los partidos. En un momento dado, el balón no era el protagonista, el que decidía, sino que lo eran otros personajes como el árbitro o un jugador o un directivo vendidos», asevera.

Si bien el forofo mafioso llevó a su equipo del alma, el América de Cali, a conquistar una decena de títulos nacionales, nunca ni ganar la Copa Libertadores, ni vestir a Diego Armando Maradona con los colores de los «diablos rojos».

«La FIFA no iba a dejar que el América ganara un campeonato tan importante sabiendo que era de la mafia. Yo vi llorar a mi tío en nuestro palco, en el estadio Pascual Guerrero de Cali en alguna de las cuatro finales».

Su otro objetivo, el Pibe Maradona, recibió la primera oferta en una comida en casa del «narco», en junio de 1979.

«Vino a jugar con Argentinos Juniors contra el América en Copa Libertadores. El Pibe estaba con el resto del equipo, pero viajó con su empresario Fiter Pilo, y con Copola, que ya era su amigo y lo acompañó a partido aunque aún no lo representaba.

Mi tío lo mandó invitar a almorzar a su casa por medio de Carlos Quieto, el empresario argentino. Como los vuelos no eran frecuentes entonces, los equipos llegaban tres días antes de los partidos. Estuvimos varios familiares».

Maradona tenía 20 años y estaba impresionado por la indecorosa exhibición de riqueza. Campo de fútbol cubierta por unos gruesos cables para evitar que un helicóptero aterrizara cargado de sicarios; piscina con jacuzzi en un año en que aún era una novedad; discoteca de sesenta vatios; cuadros de grandes maestros colgados por todas las paredes, Ferrari Testarossa a la entrada. «Aún era un pibe, no estaba acostumbrado a los lujos», rememora Fernando.

El pibe aceptó

«El ambiente era muy agradable, almorzando rico en una mesa para 12 personas. Nos regaló unas camisetas, nos tomamos fotos y ya terminando el almuerzo le dice mi tío: Oye, Diego, ¿por qué no te vienes a jugar el próximo semestre con el América, que está clasificado para la Libertadores? Te ofrezco 500.000 dólares mensuales en efectivo, tres millones por seis meses». El chico no esperó un segundo para aceptar.

«El ahí mismo responde que sí. ¡Tres millones! Los ojitos le brillaron. «Sí, sí, claro», repite. Pero el entrenador metió la cuchara: "Tranquilo, Diego. En 15 días le avisamos, Señor Rodríguez". Sus empresarios le pidieron paciencia, viendo de pronto que no iban a llevarse nada», rememora Fernando.

«A los 15 días, mi tío recibe la llamada que aguardaba con impaciencia. Le dicen, "Vea, Don Miguel, no es posible porque tiene una mejor oferta en España". Y eso no era posible, tres millones de dólares pagados en billetes por jugar un semestre, contra los seis o siete millones que daba el Barcelona, a los que había que descontar porcentajes».

El primer golpe no hizo mella en la esperanza del capo por contar con su ídolo. Hasta que le vio triunfar en el Barça, confió en que regresaría como tantas otras figuras suramericanas que fracasaban en Europa.

«Quedó la amistad y mi tío siempre creyó que Maradona algún día vendría a jugar en el América, así fuera un partido amistoso con la camiseta. Quería que su equipo hiciera historia teniendo al mejor jugador del mundo. De Barcelona, Maradona le mandó una camiseta firmada que conservaba mi tío con mucho cariño. Años después le mandó otra chamarra del Nápoles; mi tío le regaló un rolex de oro. Le mandaba faxes porque en esa época no había correo electrónico y la llamada internacional se dificultaba. Todo con el objetivo de que viniera al América. Le repetía: "Así sea sólo un día, un partido amistoso, te pago todo lo que pidas, ¿cuanto quieres?"».

Fernando recuerda que Copola, agente del jugador, era reacio a dejarle vestir la camiseta roja. «Su empresario sabía de los vínculos de mi tío con el narcotráfico y de los problemas de drogadicción de Maradona. Colombia para él hubiera sido el paraíso. La coca que consumía la mandaba traer especialmente de acá, pero mi tío jamás le mandó un gramo. Cuando Maradona estaba con traba [colocado] siempre decía que la coca colombiana, que era brillante y con escamas, era la mejor del mundo. Si mi tío llega a convencerlo, el tipo no sale más de aquí».

Fernando da por descontado que lloverán desmentidos y protestas. No le preocupan. Fue testigo de las andanzas de su tío y dice contar con suficientes pruebas para sustentar sus verdades. En febrero, la segunda parte de El hijo del ajedrecista dará los detalles.

Marrullería y futbol: El "agua bendita" utilizada por los argentinos para vencer a Brasil

MARRULLERÍA Y FUTBOL: EL "AGUA BENDITA" UTILIZADA POR LOS ARGENTINOS PARA VENCER A BRASIL


Tomado de "Portal Net"

Los brasileños, furiosos por la confesión de Bilardo.

El ex DT de la Selección dijo que "no puede negar" que en el partido por octavos de final del Mundial 90 un colaborador argentino le dio al lateral Branco agua con tranquilizantes. Argentina venció 1 - 0 con gol de Caniggia y fue subcampeón del torneo.

El Doctor confesó y los brasileños se enojaron

La confesión del ex DT de la Selección Carlos Bilardo de que en el partido por octavos de final del Mundial 90 el jugador brasileño Branco fue "dopado" por un colaborador argentino que le dio agua con tranquilizantes provocó revuelo en Brasil.

"No puedo decir que no pasó", dijo el Doctor cuando la revista "Veintitrés" lo consultó sobre el episodio. De cualquier forma, Diego Maradona ya había confirmado el hecho en el programa "Mar de Fondo". "Yo le decía que tomara y él se lo tomó todo. Después quedó tonto y no le podía pegar a la pelota", aseguró el Diez entre risas.

El Diez tambien dijo: "Bilardo nos daba cosas para tomar, pero yo no estaba acostumbrado y no lo hacía. Fuimos a Tucumán a jugar una semifinal del (campeonato) nacional y manejaba los bidones", contó Agresta.

Agregó que "había uno rojo y otro azul. Nosotros sabíamos que del rojo no podíamos tomar agua; era para cuando quisieran los rivales, porque les ponía pastillas de Mantra, que era un producto que los adormecía y los dejaba medio abombados".

Al que no le causó tanta gracia fue a Sebastiao Lazaroni, DT de esa selección brasileña, quien se mostró contundente: "Eso no es picardía. Eso es juego sucio. Tiene que haber una sanción ejemplar para Bilardo y para el masajista. Y la federación argentina tiene que ser advertida, porque no sabemos si eso pasó solamente contra Brasil o si ocurrió en otros partidos del Mundial".

Tras un claro dominio brasileño en el primer tiempo, Argentina venció en ese partido a Brasil con un golazo de Claudio Caniggia tras un gran pase de Diego. La Selección llegó hasta la final del Mundial de Italia y perdió el partido decisivo con Alemania.

En el foro de "Terra Brasil", los brasileños manifiestan su indignación y hasta piden sanciones para el seleccionado argentino, a pesar de que transcurrieron casi 15 años del partido.

"Lo correcto sería sancionar a la Argentina, no importa el tiempo, es como un crimen, sólo que confesado 15 años después", escribe un torcedor de nombre Marcelo.

"Ellos se creen muy superiores. Ganaron una copa del mundo con un gol con la mano y otra en la que tuvieron que pagarles (a los peruanos) para perder... patéticos", dice otro usuario, apodado "Mequetrefe".

viernes, 11 de junio de 2010

Esoterismo y Futbol: La Volpe, doña Caty y el Feng Shui

ESOTERISMO Y FUTBOL: LA VOLPE, DOÑA CATY Y EL FENG SHUI


Por Televisa Deportes

Regresó La Volpe al futbol mexicano y doña Caty Camacho también. Para hacer un poco de memoria, Caty Camacho fue aquella famosa consejera de La Volpe durante su gestión como técnico de la Selección Nacional, quien con base a sus conocimientos del Feng Shui recomendaba al técnico argentino cómo vestir, dónde dormir, dónde sentarse en la banca y hasta a quiénes convocar y alinear. Ignoro si hasta recomendaba cómo jugar.

Entre otras cosas, fue la causante del distanciamiento que sufrió Ricardo con su auxiliar Paco Ramírez durante la Copa del Mundo en Alemania, ya que la influencia de la señora Camacho fue tal que La Volpe prefería escuchar sus recomendaciones y no las del actual asistente de Sven Goran Erksson. Además, ella fue quien sugirió que Francisco Palencia y Adolfo Bautista no fueran convocados; la razón: ambos se negaron a asistir a Teotihuacan para "cargarse de energía". Esto, los dos futbolistas lo aceptan fuera de cámaras.

Pues bien, doña Caty reapareció la noche del 13 de septiembre en la concentración de Rayados en Toluca. Ella vive ahí, por lo que aprovechó la ocasión para regalar un libro a cada uno de los integrantes del plantel. Fue una gran sorpresa porque ese libro estaba escrito por ella y también por ¡Ricardo La Volpe!. Me cuentan que el contenido son muchas frases de superación personal. Además, el kit incluía una pulserita para eso de las famosas "energías".

Cabe señalar que el libro y la pulsera no han dado muchos resultados, ya que desde ese día el Monterrey liga cinco partidos de forma consecutiva sin conocer la victoria a pesar de haber buscado la solución con muchas variantes y no me refiero a cuestiones futbolísticas. En el juego más reciente de los Rayados en el Tec frente a Jaguares, cuando todos los jugadores del plantel se alistaban ya para salir a calentar a la cancha antes del partido, recibieron una orden de La Volpe por conducto del preparador físico Milton Graniolatti "no se calienta en la cancha sino en el salón que está arriba del vestidor" - les dijo -. Todos se miraban extrañados y nos les quedó mas que obedecer; el único que cuestionó esa medida fue Chuy Arellano a lo que el profesor sólo respondió muy escueto y encogiendo los hombros "es cábala" generando la risa del "Cabrito". Ni eso funcionó, ese día Jaguares les ganó 2-1 en la presentación de Pancho Avilán tras catorce años de exilio.

Con todas estas anécdotas me queda claro que Ricardo La Volpe sigue confiando en el Feng Shui y en la guía de Caty Camacho por lo que no sería raro que apareciera uno de estos días en Monterrey para trabajar con el equipo antes del Clásico pues no sólo habla de energías, sino también hace sesiones de psicoanálisis - aunque haya estudiado arquitectura en la UNAM.

Pero cuidado, con varios jugadores de la Selección hizo lo mismo y hoy está a punto de publicar un libro de sus vivencias con el Tricolor en el que dará a conocer algunas de las confesiones pero sin revelar el nombre de quien las hizo, afortunadamente. En mis manos tengo un fragmento del testimonio de un seleccionado que fue golpeado por su padre durante su infancia. Son secretos desgarradores y yo dudo que quien los hizo esté de acuerdo en que se hagan públicos, por más que se guarde su identidad a menos que reparta regalías.